Decenas de miles de personas llegan a Roma para asistir a la elección del nuevo papa

La elección papal que se avecina, ya fijada para dar inicio este 7 de mayo, podría marcar un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. El escenario para un futuro cónclave se va configurando como el más amplio, diverso y significativo de todos los tiempos.
Con un número récord de cardenales electores y un colegio caracterizado por su composición multicultural, esta elección no solo podría ser la más concurrida, sino también una de las más representativas de la Iglesia global actual.
Un número récord de electores
Actualmente, el colegio cardenalicio cuenta con 137 cardenales menores de 80 años, cifra que supera ampliamente el número tradicional de 120 establecido por Pablo VI en 1970.
El papa Francisco, a lo largo de su pontificado, no se ha ceñido estrictamente a ese límite, justificándolo en la necesidad de reflejar mejor la universalidad de la Iglesia.
Esto significa que, en un eventual cónclave, más de 130 cardenales estarían en condiciones de elegir al próximo papa, lo que convertiría a esta elección en la más concurrida de la historia moderna.
La diversidad como nuevo rasgo distintivo
Uno de los cambios más significativos introducidos por Francisco ha sido el de diversificar el perfil geográfico de los cardenales. Tradicionalmente, Europa —y especialmente Italia— dominaban el colegio cardenalicio.
Aunque Europa sigue representando un tercio de los electores, se registra un crecimiento notable en cardenales provenientes de Asia, África y América Latina. Esta apertura responde al deseo de que el futuro de la Iglesia esté cada vez más en manos de representantes de las regiones donde el catolicismo está en expansión.
Entre las regiones en crecimiento destacan:
- Asia, donde países como Filipinas, India y Corea del Sur ven aumentar su peso.
- África, con naciones como República Democrática del Congo, Nigeria y Sudáfrica aportando voces influyentes.
- América Latina, tradicionalmente fuerte, pero ahora con cardenales que reflejan más claramente la variedad social, cultural y política del continente.
Los papables: ¿un cónclave abierto?
La lista de papables —aquellos cardenales que se consideran con mayores posibilidades de ser elegidos— es amplia y variada. Algunos de los nombres que suenan con fuerza son:
- Luis Antonio Tagle (Filipinas): Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Es visto como un “Francisco asiático” por su sensibilidad social y capacidad de comunicación.
- Péter Erdő (Hungría): Arzobispo de Esztergom-Budapest, de fuerte formación teológica y gran experiencia pastoral en Europa Central.
- Matteo Zuppi (Italia): Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, reconocido por su trabajo en mediación de conflictos y su enfoque pastoral progresista.
- Fridolin Ambongo (República Democrática del Congo): Arzobispo de Kinshasa, representa la vitalidad del catolicismo africano y ha sido una voz prominente en temas de justicia social y medio ambiente.
- Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo): Relator general del Sínodo de la Sinodalidad, defensor de una Iglesia más abierta al diálogo y al cambio.
Un momento de transición crucial
El momento actual que vive la Iglesia Católica es también un factor determinante. Bajo Francisco, se han impulsado reformas profundas en ámbitos como la sinodalidad, la reforma de la Curia, la atención a los pobres y la lucha contra los abusos.
Sin embargo, estos cambios han generado también tensiones y resistencias internas. En este contexto, la elección del próximo papa será vista como una decisión entre continuar el camino reformista iniciado por Francisco, o bien matizar algunas de sus transformaciones.
Es importante recordar que más del 70% de los cardenales electores han sido creados por Francisco. Esto podría inclinar la balanza hacia un sucesor que comparta su visión de una Iglesia más descentralizada, misionera y sensible a las periferias.
No obstante, en el cónclave siempre existen elementos impredecibles: el famoso “Espíritu Santo” que sopla donde quiere y la dinámica propia de los votos, donde alianzas, sensibilidades y personalidades individuales juegan un papel clave.
La herencia de Francisco
El próximo cónclave no sólo elegirá a un nuevo pontífice, sino que determinará la continuidad o el cambio de rumbo en un momento en que la Iglesia enfrenta desafíos enormes: secularización en Europa, persecuciones religiosas en Asia y África, escándalos de abusos, necesidad de reevangelización en América Latina y polarización interna en temas morales y sociales.
La herencia de Francisco, con su énfasis en una Iglesia en salida, pobre para los pobres y comprometida con la justicia social y el diálogo interreligioso, será uno de los puntos clave en las deliberaciones de los cardenales.
Por primera vez en la historia, el cónclave reunirá a una asamblea donde los rostros de la Iglesia global estarán realmente presentes: desde los barrios pobres de Manila hasta las selvas del Congo, desde las grandes ciudades europeas hasta las comunidades indígenas de América Latina.
Esta pluralidad garantiza que la elección del próximo papa no será solo un asunto romano o europeo, sino una decisión verdaderamente mundial. Y en esa diversidad, está también la esperanza de una Iglesia más cercana a las realidades contemporáneas, capaz de dialogar con el mundo sin renunciar a su identidad.